lunes, 8 de agosto de 2011

Protegerse de la gripe invernal

Protegerse de la gripe invernal
En el metro, en el trabajo, e incluso en casa, la gripe puede amenazar a cualquiera durante el invierno. Si empezáis a notar que todo el mundo tose a vuestro lado, he aquí una serie de consejos muy sencillos para evitar el contagio.
1- Lavarse bien las manos
La gripe se transmite con mucha facilidad: un apretón de manos a alguien que esté enfermo puede ser suficiente. No se trata de huir del contacto directo con los demás, pero sí de prestar atención a una serie de reglas fundamentales.
Evitar tocar con la mano desnuda las barandillas de las escaleras públicas, las empuñaduras de las puertas y todos esos elementos que se encuentran en lugares frecuentados por mucha gente. Lo ideal es llevar unos guantes en estos espacios de excesiva concentración humana. En el caso de no llevar protección, debéis lavaros bien las manos en cuanto podáis. No tengáis miedo de emplear a fondo una buena cantidad de jabón.
Y por supuesto, lo que ahora está de moda, llevar siempre en el bolso un gel antibacterias (en el caso de no poder acudir a un servicio para lavaros las manos).
2- Los medicamentos
La medicina suave puede ser muy eficaz para luchar contra la aparición de la gripe. A partir del momento en que aparecen los primeros síntomas (tos, fiebre, dolor muscular.), las farmacias ponen a disposición de sus clientes un amplio abanico de medicamentos, casi todos a base de paracetamol, para combatir los primeros signos del contagio.
3- Prevenir antes que curar
La vitamina C para el estado general; el própolis para reforzar el sistema inmunitario; una alimentación rica en fruta y verduras; los productos lácteos. ayudan a reducir los riesgos de contagio gripal. Ciertos estudios demuestran que comer un yogurt diario puede reducir nuestra hipersensibilidad a los virus en un 25%.
4- Respirar aire fresco
Es bueno salir a respirar, al menos 5 minutos, un poco de aire fresco, cuando llevamos un tiempo prudente de trabajo sedentario en el despacho o la oficina. Los espacios cerrados y climatizados son propicios al contagio de microbios. Salir a respirar aire puro puede ayudar a oxigenar convenientemente la sangre del organismo: la finalidad es la de activar las células que actúan de barrera contra los virus.

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