jueves, 29 de abril de 2010

Como benefician a los niños las Flores de bach

¿Puedo darle a mi hijo Flores de Bach si ya está en tratamiento por déficit atencional? ¿Cómo funcionan en el organismo del niño? ¿Cuándo comienzan averse sus efectos? Todas las preguntas que los padres se hacen antes de llevar a sus hijos a esta terapia alternativa tienen respuesta en el libro
"Terapia con flores de bach para niños", de la terapeuta floral María Céspedes y su hermana, la neurosiquiatra infantil Amanda Céspedes. Aquí, con la ayuda de estas especialistas, elaboramos una guía para conocer más el accionar de este tratamiento, que cada día suma más adeptos.
Cuándo recurrir a una terapia alternativa es una decisión que acarrea cientos de dudas para los padres con hijos pequeños enfermos. En el caso de las Flores de Bach, la mayoría de los papás que llegan a la consulta de una terapeuta floral lo hace por imitación más que por un conocimiento acabado de esta terapia alternativa; se convencen porque han visto en el colegio o en casos de amigos cercanos que han iniciado este tratamiento en sus hijos, y han tenido muy buenos resultados.
Para aclarar todas sus inquietudes, y a la vez abrirles el mundo de la terapia floral - sus fundamentos científicos y la forma de actuar en los organismos infantiles- las hermanas María Ester y Amanda Céspedes escribieron el libro "Terapia floral para niños de hoy (Ediciones B), un trabajo que busca convertirse en una guía para conocer en profundidad este tratamiento, y cómo puede convertirse en un complemento a la terapia con medicamentos de distintas enfermedades infantiles.
"Queremos darles respuestas a las mamás y papás que traen muy confiados a sus hijos a la consulta, pero no saben por qué el tratamiento va a resultar. En este libro están reunidas muchas fuentes y autores que responderán todas las inquietudes de estos padres", resume María Ester, terapeuta ocupacional de profesión y que ha dedicado su carrera al trabajo con distintos sistemas florales, entre ellos las Flores de Bach. "El 80% de mis pacientes son niños, y el grueso llega porque tienen conflictos en el colegio. No son sólo niños con déficit atencional: también hay muchos niños deprimidos, ansiosos. En general, podría decir que todos los niños de hoy están perturbados, porque están solos, bombardeados por estímulos. Pero son los que tienen más problemas los que se notan, sobre todo dentro de la sala de clases".
La consecuencia de estas distintas perturbaciones no sólo provocan en los alumnos problemas de rendimiento. También van mermando su autoestima, su seguridad en sí mismos. Se sienten culpables, "que en cada momento van a meter la pata", grafica María Ester Céspedes. Y en ese campo, el de las emociones, tanto ella como su hermana, la reconocida neurosiquiatra infantil Amanda Céspedes, son unas convencidas de que la terapia floral ayuda tanto como los medicamentos en los desórdenes fisiológicos que provocan las enfermedades. Así lo ha visto la doctora Céspedes con muchos de sus pacientes, a los que ha derivado a un terapeuta floral y en los que ha observado asombrosos cambios. "No se puede hablar de efecto 2
placebo en un niño autista, y yo he visto sorprendentes resultados en niños con esta enfermedad", ejemplifica.
En el último tiempo, la especialista se ha dedicado a hacer hincapié en la
importancia de que en todos los niños que son tratados por males como el déficit atencional, hiperactividad, depresión o angustia, no deberían descuidarse sus estados de ánimo y emociones. Explica que, en el caso de los escolares, las enfermedades no afectan de la misma forma que los adultos, pero que eso muchas veces no es considerado por la medicina tradicional, que es la que ella utiliza para tratar a sus pequeños pacientes. "Los adultos podemos sobrevivir a nuestros dolores, penas y angustias. El arte está plagado de obras de adultos que han hecho creaciones en estado de neurosis o incluso sicosis. Pero el niño no puede hacer eso, no sobrevive ni al dolor, ni a la pena, ni a la soledad afectiva. El proceso curativo médico requiere de algo más, que está oculto y que los médicos omitimos, y que es un gesto de amor. Todavía la mirada del médico de niños sigue muy centrada en un modelo demasiado radical: el paciente/la enfermedad/el tratamiento, tendiendo a olvidar que el niño es mucho más que un paciente, es un ser humano muy complejo, biológico, sicológico, social y espiritual", enfatiza la especialista. En su libro, María Ester y Amanda no sólo explican de una forma gráfica como las esencias florales - elaboradas a partir de las vibraciones de 38 flores escogidas por el doctor Edward Bach, el creador del sistema- ayudan, al vibrar en el mismo
patrón de las emociones humanas, a reestablecer los desequilibrios anímicos ante cualquier mal infantil. También entregan ciertas pautas para quienes quieran comenzar en el tratamiento, y recalcan que esta terapia no es en ningún caso una salida a los medicamentos. Cuenta María Ester: "Muchas mamás me dicen: entonces le quito al niño los medicamentos. Y no es así, el único que puede quitar los medicamentos es el médico tratante, los remedios no se pueden reemplazar. Pero sí podemos ayudarles en su estado de ánimo, en su forma de enfrentar el
mundo"

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